Ya estamos en primavera y aunque la nieve ha llegado muy tardía y la estación de Valdezcaray ya ha cerrado, estas fechas se puede disfrutar de paseos más que apetecibles cuando sale el sol…
Según se vaya retirando la nieve se volverán a activar muchas tareas ligadas al aprovechamiento de los montes como es el caso de la tala de árboles para las estufas de los vecinos.
En esta tierra llena de hayas y pinos, se intenta siempre gastar de las primeras por su mayor poder calorífico. El ayuntamiento organizará las «suertes» o lotes de hayas que se talarán y numerarán para su sorteo entre los vecinos que estén empadronados en el pueblo bajo pago de una pequeña cantidad casi simbólica.
Cada lote puede constar de alrededor de media docena de hayas y será la labor de cada uno bajarlas al pueblo y trocearlas según se quiera. El talado de los árboles se deja para profesionales de la madera con el fin de evitar riesgos. Generalmente se bajan en remolques y posteriormente o en el mismo monte se procede a trocear los troncos a la medida necesaria. Un último trabajo sería rajar los cilindros para que la leña arda mejor.
Es muy importante que las hayas se talen cuando no tienen mucha savia en invierno; y también que se bajen del monte y se rajen en primavera, de modo que la leña tenga al menos un verano oreándose o más conveniente aún, dos veranos.