Capítulo 4
Embarcar en el ferry es cuestión de un par de minutos porque hay infinidad de ellos y van prácticamente vacíos en estas fechas. El fast ferry de las 9:00 am me cruza en solo 40 minutos por 72 euros y quizá me permita llegar a tiempo a la embajada de Mauritania en Rabat.
Los visados pueden ser lo peor de un viaje como éste pero, por lo general, donde son más fáciles y baratos de obtener es en la embajada de la capital del país colindante. Me vuelve a tocar correr y hacer autopista en contra de mi voluntad pensando que me van a cerrar la embajada. La cuestión es que el puño del acelerador sufre muchísimo al mantener una velocidad constante y además la autopista es un coñazo y prefiero las carreteras de curvas.
Encuentro la embajada tras unas mil vueltas y preguntas a una hora relativamente prudente. Este era el único waypoint para el gps (sin estrenar aún) que había apuntado de toooooda mi extensa planificación; y resulta que lo apunté mal: mi gps, aparentemente, solo lee grados, minutos y segundos y yo apunté otra cosa, no sé, kw/h o pascales/metro? De todos modos la hora da igual. La embajada está cerrada, al igual que todo el país, de jueves a domingo por la fiesta religiosa de los corderos. Los están despiezando y asando por doquier y no es posible comprar ni un trozo de pan, ni comer en un restaurante que no sea de guiris turistas.
Me pongo de bastante mala lesche pensando que voy a “perder” casi cuatro días en Rabat y busco una solución en internesss: comprar el visado en la frontera de Mauritania parece que solo cuesta 20 euros más (120, de los más caros) y ello me permite seguir camino al sur. No me apetece hacer turismo en Marruecos y busco la última ciudad donde sea “fácil” encontrar una rueda trasera; parece ser Agadir. Allá que voy en un par de días para volver a darme de frente contra los malditos corderos. No hay forma de encontrar ni un taller e incluso el lunes por la mañana estoy a punto de abandonar cuando doy con una rueda perdida en una estantería de un garito de unos 15 m2. Y luego se preguntan porqué no salen del subdesarrollo, paran totalmente el país cuatro días por una fiesta, y vete a preguntarles por un taller de emergencias… te vuelven a explicar lo de los corderos y como te descuides te dan la chapa religiosa, que me pasó. Con lo que le he aguantado yo a mis abuelos…